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today10/12/2021 6
La votación garantizará que el gobierno federal pueda seguir pagando sus facturas en su totalidad hasta diciembre, cuando deberán entrar en nuevas y difíciles negociaciones con los republicanos para volver a subir el límite. Justo por los días que se agotará también el presupuesto federal.
La Cámara de Representantes se prepara para votar este martes la ley que evitaría que Estados Unidos caiga en impago, lo que implica un bálsamo temporal porque, con la abierta oposición de los legisladores republicanos, la disputa partidista se reanudará en pocos meses.
Hay pocas dudas de que el Partido Demócrata con su exigua mayoría en la Cámara Baja extienda la capacidad de endeudamiento del gobierno cuando expire en diciembre, como pactó la semana pasada el Senado.
Los demócratas aún no tienen los votos para convertir en ley las principales prioridades del presidente Joe Biden. Y los republicanos están nerviosos de que los demócratas puedan debilitar la regla obstruccionista (filibuster) que le permite al partido que actualmente tiene la minoría en el Senado bloquear la legislación.
El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, dijo desde el verano que su partido no proporcionaría la mayoría de votos necesaria que los demócratas requerían para extender el límite de la deuda federal.
Pero el pasado jueves por la noche, ante la amenaza real de que el país pudiese caer en cesación de pagos por primer vez en su historia, 11 republicanos, entre ellos McConnell, se unieron a los demócratas para que el Senado pudiera aprobar posteriormente 480,000 millones de dólares que serían gastados en nuevos préstamos.
La aprobación de la Cámara Baja evita hasta diciembre un primer incumplimiento federal que podría afectar a la economía global, retrasar los cheques gubernamentales a los beneficiarios del Seguro Social y otros más, y desatar la ira de los votantes contra los legisladores.
Los republicanos quieren que los demócratas eleven el techo de la deuda por sí mismos para subrayar su argumento: que la agenda social y medioambiental multimillonaria de Biden es inasequible.
Los demócratas esperan que los republicanos respalden en el aumento del límite de endeudamiento, señalando que la deuda nacional de 28,000 billones ( trillions, en inglés) de dólares es para facturas impagas ya incurridas, incluidos siete mil millones que se aprobaron bajo la administración del expresidente Donald Trump.
Al permitir una extensión de dos meses en la reyerta legislativa, McConnell causó la ira de los republicanos que esperaban una postura más dura contra los demócratas, incluido Trump, que sigue siendo una fuerza intimidante en el Partido Republicano.
Incluso el senador Lindsey Graham, republicano por Carolina del Sur y aliado habitual de McConnell, calificó la decisión del líder de la minoría como una “rendición completa”.
Como muestra de las sensibilidades políticas que están en juego, ocho de los 11 republicanos que el jueves ayudaron a los demócratas a aprobar el aumento del límite de deuda se retiran o no buscan la reelección hasta 2024 o más tarde. Estados Unidos celebrará elecciones intermedias en 2022.
El viernes por la noche, McConnell afirmó que “no volverá a brindar esa asistencia”, citando “graves preocupaciones” sobre el enorme proyecto de ley interno de los demócratas y la “histeria” del líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, demócrata por Nueva York.
Por su parte, los demócratas situados más hacia el ala progresista del partido, y también algunos centristas, debaten sobre el contenido del ambicioso paquete propuesto por Biden de 10 años, que incluye un gasto de 3.5 billones de dólares que se destinarían a iniciativas de red de seguridad social, apoyos a la lucha contra el cambio climático y nuevos impuestos.
Debido a demócratas del Senado como Joe Manchin, de West Virginia y Kyrsten Sinema, de Arizona, la administración Biden ha cedido y ahora sostiene que el precio final probablemente será mucho menor, alrededor de 2 billones de dólares. El dinero para prioridades como el medio ambiente, la atención médica y la educación tendrá que reducirse en consecuencia.
“Espero que ese no sea el caso”, comentó el viernes el presidente del Comité de Presupuesto del Senado, Bernie Sanders, quien predijo que ambos proyectos de ley serían finalmente aprobados, pero admitió que existe una “horrible probabilidad” de que fracasen.
Los demócratas se han vuelto cada vez más abiertos a la idea de debilitar la práctica de “filibuster”, un procedimiento legislativo del Senado que han permitido a los republicanos causar estragos legislativos al requerir 60 votos en la cámara 50-50 para aprobar la mayoría de los proyectos de ley. Manchin y Sinema han dicho que se oponen a ese cambio, obstaculizando esa opción.
Frente a la oposición unánime de los republicanos y las minúsculas mayorías del Congreso, los demócratas necesitarán casi la unanimidad para tener éxito. Las consecuencias políticas para los demócratas serían de gran impacto si el proyecto de ley de mayor prioridad de Biden, junto con un paquete de infraestructura, se desmorona con su partido en la Casa Blanca y el Congreso.
Cuando llegue diciembre, alguien tiene que ceder. Pero no está claro cómo sucederá, y habrá mucho en juego para que los líderes se aseguren de que una mirada partidaria no se salga de control. De no ser así, para el 3 de diciembre, las agencias federales cerrarán a menos que el Congreso apruebe una legislación que las financie.
El Congreso es un lugar tenso en estos días. El asalto del 6 de enero contra el Capitolio de Estados Unidos por parte de sus partidarios y lo mucho que está en juego para los demócratas que impulsan los programas de Biden han pasado factura en las negociaciones.
Written by: Editor
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